En pleno corazón del Eixample de Barcelona, Bodega Joan mantiene viva esta tradición desde 1942. Con más de ocho décadas de historia, este restaurante familiar es un referente indiscutible de la gastronomía catalana. Entre arroces, carnes a la brasa y guisos caseros, los caracoles ocupan un lugar central en la carta, convirtiéndose en una de sus especialidades más valoradas.
En Cataluña, pocas costumbres gastronómicas despiertan tanto orgullo como la de los caracoles —o cargols en catalán—. Este plato, humilde en origen, ha acompañado durante siglos a familias campesinas, fiestas populares y reuniones sociales, hasta convertirse en un símbolo de identidad. Hoy en día sigue siendo uno de los emblemas más característicos de la cocina catalana y un reclamo irresistible tanto para los locales como para los visitantes que desean descubrir sabores auténticos.

En pleno corazón del Eixample de Barcelona, Bodega Joan mantiene viva esta tradición desde 1942. Con más de ocho décadas de historia, este restaurante familiar es un referente indiscutible de la gastronomía catalana. Entre arroces, carnes a la brasa y guisos caseros, los caracoles ocupan un lugar central en la carta, convirtiéndose en una de sus especialidades más valoradas.
Consumir caracoles en Cataluña va mucho más allá dela simple degustación. Se trata de una experiencia cargada de simbolismo que conecta con la tierra y con la comunidad. En la tradición campesina, los caracoles eran recogidos tras las lluvias, purgados con esmero y preparados en recetas sencillas que aprovechaban hierbas aromáticas y productos básicos de la huerta.
El plato más icónico es, sin duda, el de los cargolsa la llauna, típico de la provincia de Lleida. Esta receta consiste en cocinar los caracoles en una bandeja metálica (llauna), sazonados con sal, pimienta y hierbas, para luego disfrutarlos con salsas como el romesco o el alioli. Su popularidad ha trascendido fronteras y hoy forma parte del imaginario colectivo de la cocina catalana.
Prueba de ello es el Aplec del Caragol de Lleida, una de las fiestas gastronómicas más multitudinarias de España, declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional. Cada año, decenas de miles de personas se reúnen para cocinar, compartir y celebrar el caracol en todas sus variantes.
Ubicada en Carrer Rosselló, 164, en plenoEixample barcelonés, Bodega Joan es un punto de encuentro para quienes buscan autenticidad en un ambiente cercano y familiar. Desde su fundación, en 1942, esta bodega ha pasado de ser un local de venta de vinos a convertirse en un referente gastronómico que conserva las recetas de toda la vida.
Hoy, sus salones reciben tanto a vecinos deBarcelona como a turistas que desean descubrir los sabores más auténticos de la ciudad. Y entre todos sus platos, los caracoles se han convertido en un sello de identidad.
La posibilidad de reservar mesa online a través de la web, que cada vez más comensales se animen aprobar estas especialidades, ya sea en pareja, en familia o en grupos. Además, quienes quieran conocer más de cerca el día a día del restaurante pueden hacerlo en su perfil de Instagram @bodegajoan, donde comparten imágenes de sus platos y del ambiente acogedor que los caracteriza.
Cuatro recetas para todos los gustos
En Bodega Joan, los caracoles no se limitan a unasola preparación. La casa ha desarrollado cuatro recetas únicas, que muestran tanto respeto por la tradición como creatividad gastronómica

Estas cuatro propuestas convierten a los caracoles en un plato versátil que conquista tanto a quienes buscan la sencillez de lo tradicional como a los comensales que desean experimentar nuevos sabores.
La cocina de los caracoles refleja valores profundamente ligados a Cataluña: identidad, memoria y comunidad. Comer caracoles significa recordar reuniones familiares, fiestas mayores y sobremesas que se alargan con amigos y vecinos.
En Bodega Joan, este espíritu se mantiene vivo día tras día. El restaurante no solo sirve caracoles como un plato de la carta, sino como una forma de rendir homenaje a la tradición catalana. Cada receta transmite autenticidad y conecta con la memoria colectiva de generación es que han hecho de este plato una seña de identidad cultural.
Los caracoles son mucho más que un plato de la cocina catalana: representan historia, tradición y comunidad. En Bodega Joan, con más de ochenta años de trayectoria, los caracoles se han convertido en un emblema gastronómico gracias a sus cuatro recetas únicas.
Quienes deseen descubrir este legado culinario pueden hacerlo en Carrer Rosselló, 164, en Barcelona, reservando mesa a través de nuestra web oficial y siguiendo su día a día en Instagram @bodegajoan.
En cada receta de caracoles, Bodega Joan demuestra que la tradición catalana no solo se conserva, sino que se disfruta, se comparte y se celebra. Porque hay sabores que no cambian y hay lugares que saben mantenerlos vivos.
Para quienes visitan Barcelona, disfrutar de unos caracoles en Bodega Joan es mucho más que una comida: es una experiencia cultural. Sentarse en sus mesas es participar de una tradición que sigue vigente y que se comparte con orgullo.